lunes, 16 de noviembre de 2009

HOMOSEXUALISMO

QUÉ HACER ANTE EL HOMOSEXUALISMO?
Cualquiera que haya conocido un poco de cerca el drama de una persona homosexual, siente a partir de entonces una comprensión y un aprecio muy especial por quienes sufren esa situación. Cuando se comprende un poco mejor la realidad del sufrimiento de esas personas, dejan de hacer gracia las bromas sobre este asunto, y más bien producen un profundo desagrado. Pero analicemos este tema con más precisión.
¿Que es la homosexualidad?
La homosexualidad es la atracción sexual hacia personas del propio sexo. En cromosomas, hormonas sexuales y constitución física los homosexuales son normales. En el apogeo del psicoanálisis de Sigmoud Freud, se pensó que la homosexualidad se debía a factores hereditarios, pero esta hipótesis hoy ha sido científicamente desechada. Los homosexuales son biológicamente normales, lo que no es normal es el ejercicio de la homosexualidad. Es de advertir que el homosexual tiene instintos heterosexuales; lo que ocurre es que se le bloquean por alguna razón, que puede ser un complejo de inferioridad, falta de madurez o ruptura familiar. Quienes de verdad se empeñan en luchar contra ese complejo, aun en casos de transexualidad, en uno o dos años acaban con sus obsesiones. Para dar la impresión de normalidad, hay quien asegura que quizá uno de cada cinco hombres tiene "tendencias" homosexuales, pero las estadísticas lo desmienten y afirman que en realidad no pasan de un uno o dos por ciento.
El movimiento mundial para la emancipación de los homosexuales trata de eludir cuestiones fundamentales; se sirve de medias verdades y de falsedades totales, manejando el concpeto de discriminación para suscitar compasión, a fin de hacer del homosexual una víctima.
Una de las principales causas de la homosexualidad es la falta de madurez. En la pubertad, puede tratarse de un fenómeno transitorio; pero hay casos en que la homosexualidad se arraiga en los primeros años de juventud. Este hecho ha llevado a algunos a pensar que no tiene sentido procurar desarraigarla. La teoría más en boga es que la homosexualidad se basa en una perturbación del llamado "sentido de identidad sexual". La realidad demuestra que los homosexuales están afectados no sólo en su faceta sexual, sino en todo su mundo emotivo. Su vida emotiva coincide mucho, por ejemplo, con la de tipo ansioso, compulsivo o depresivo, caracterizada por depresiones, nerviosismo, problemas relacionales y psicosomáticos. No son capaces, en determinados aspectos de su vida emotiva, de madurar y de ser adultos y, pese a querer aparentar jovialidad y alegría no son felices interiormente. La causa no está en la discriminación de la que se quiere acusar a la sociedad que les haría "víctimas" de ella, sino en fuerzas que actúan en el interior mismo de los interesados (...).
¿Es posible curar la homosexualidad?
Definitivamente no es fácil, porque no lo es, pero no hay que dejarse llevar por planteamientos fatalistas, ni siquiera en los casos en que las tendencias homosexuales son intensas y están muy arraigadas.La idea de que el homosexual no puede cambiar suele responder más a una reivindicación de grupo que a una realidad orgánica o fisiológica.
La medicina ha avanzando mucho, y hay abundante experiencia clínica de que la homosexualidad se puede superar con una terapia adecuada. Así lo asegura, por ejemplo, el psicólogo holandés Gerard van der Aardweg, sobre la base de una experiencia clínica de veinte años de estudios sobre la homosexualidad.
En su terapia, Gerard van der Aardweg intenta que el paciente adquiera una visión clara de su propia identidad y su mundo afectivo; luego, lo lleva a afrontar la situación: llevamos a que las personas se reían de sí mismas ( el homorismo puede ser muy saludable) y que adquieran hábitos positivos: valentía, honestidad consigo mismo, autodisciplina, capacidad de amar a los demás; hasta lograr que el homosexual pierda sus hábitos neuroinfantiles.
Aardweg insiste en que el homosexual tiene también instintos heterosexuales, pero que suelen ser bloqueados por su convencimiento homosexual. Por eso, la mayor parte de los pacientes que lo desean verdaderamente y se esfuerzan con perseverancia, mejoran en uno o dos años, y poco a poco disminuyen o desaparecen sus obsesiones homosexuales, aumentan su alegría de vivir y su sensación general de bienestar.
Algunos acaban por ser totalmente heterosexuales; otros padecen episódicas atracciones homosexuales, que son cada vez menos frecuentes conforme toma fuerza en ellos una afectividad heterosexual.
Lo que si es cierto es que supone un esfuerzo tan grande que les obligará a llevar una vida muy difícil. Incluso para los homosexuales más graves, no hay otro camino de liberación que luchar por corregir sus inclinaciones desviadas. Hay que tener en cuenta que rendirse a esas tendencias, con la consiguiente búsqueda constante de contactos y de relaciones -que suelen ser inestables y frustrantes por su propia naturaleza-, desemboca a la larga en una espiral de mayor insatisfacción. Dejarse llevar produce una angustia aún más grande, pues lleva a una vida de profundos desequilibrios afectivos, disfrazados quizá por una satisfacción aparente, pero que acaba conduciendo una mayor desesperanza y un mayor deterioro psíquico. Por esa razón la Iglesia católica les alienta a asumir la cruz del sufrimiento y de la dificultad que puedan experimentar a causa de su condición.

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